miércoles, 29 de agosto de 2007

UN COMPAÑERO DE VIAJE

¿Te acuerdas? Por cosas como esa me encantaba caminar contigo por las calles de Jaen, ese punto de extravagancia, incluso de surrealismo que le daba ese toque tan especial a todo lo que hacias. No le tenias miedo a ningun sitio; amante del mundo que habias recorrido de sur a norte y de oriente a occidente sabiendo que cada lugar, cada persona, formaban parte de ese ser tan encantador en el que te habias convertido. Siempre dispuesto a compartir tus decubrimientos con la persona con la que en ese momento compartias vagon de viaje. Y cada segundo era especial, se convertia en borbotones de risas, en explosiones de un humor muy amable y que al principio me costaba entender. Una enorme sonrisa que iluminaba la habitacion donde te encontraras y que contagiaba esa ilusion por todo que desprendias. Capaz de animarnos las fiestas y deleitarnos con tu voz. Cosas como esas son las que se echan de menos en los dias en los que parece que la humanidad al completo se ha puesto de acuerdo para ir en contra tuya.
Que todo te vaya muy bien en tu caminar por este mundo que para ti no tiene fronteras.
Navegando por la red me encontre este tema, uno de los mejores recuerdos que me dejaste. A veces es cierto que las ausencias son pedazos de corazon que faltan.

martes, 21 de agosto de 2007

CREANDO MI BANDA SONORA

Es seguro que tienes esa cancion que pone la banda sonora a cada una de tus mañanas; esa voz que te saca del aletargamiento, esa letra que te inspira para componer los mas bellos momentos de tu dia particular. Yo descubri sensaciones similares con Mariza Montes. Para que tu mañana tambien se alegre......
Ya sabeis de donde viene la musica que escuchais cada vez que me llamais.

martes, 14 de agosto de 2007

1ª ESTACIÓN

El viaje ya está en marcha, tan sólo un libro y una mochila vacía como equipaje.


Siempre me ha echado para atrás la idea de viajar sola; la posibilidad de que la falta de un compañero de viaje sea causa de posible aburrimiento lleva tiempo convirtiendose en la excusa perfecta para no atreverme a dar ese paso. Este va a ser el año (estoy convencida) en que mis pies, o el tren o cualquier otro medio me lleven, a mí, sola, al destino que tanto tiempo deseaba conocer......



Primera parada del tren. Apenas sin darme cuenta, sin que los sintomas del cansancio hagan su aparición, llegamos a la primera estación. Viajeros se apean del tren mientras otros, cargados de equipaje, aguardan el momento de poder subir: ¡cuántas historias dormidas en sus maletas!, ¡cuántos kilómetros recorridos tan sólo para poder compartir un café con una cara amiga!, ¡cuántos relatos que aún están por contar¡.
Frente a mí se sienta una mujer joven que lleva un niño en brazos, su hijo, supongo. Mientras pelea con su bolso de mano que se resiste a entrar en el hueco que queda entre los dos asientos, me pide que sostenga al niño un momento. Con él entre los brazos recuerdo un bonito cuento:


Cuenta una antigua leyenda que un niño que estaba por nacer le dijo a Dios,
-"Me dicen que me vas a enviar mañana a la tierra, pero, ¿cómo vivir tan pequeño e indefenso como soy?".
El Señor le respondió, -"Entre muchos ángeles, escogí uno para ti que te está esperando. Él te cuidará".
-Pero, dime, "Aquí en el cielo no hago más que cantar y sonreír, eso basta para ser feliz".
-"Tu ángel te encantará. Te sonreirá todos los días y tú sentirás su amor y será feliz".
-"¿Y cómo entender cuando la gente me hable, si no conozco el extraño idioma que hablan los hombres?".
-"Tu ángel te dirá las palabras más dulces y más tiernas que puedas escuchar; y con mucha paciencia y cariño te enseñará a hablar".
-"¿Y qué haré cuando quiera hablar contigo?".
-"Tu ángel te juntará las manitos y te enseñará a orar".
-"He oído que en la tierra hay hombres malos. ¿Quién me defenderá?".
-"Tu ángel te defenderá aún a costa de su propia vida".
-"Pero, estaré siempre triste porque no te veré más, Señor".
-"Tu ángel te hablará de mí y te enseñará el camino para que regreses a mi presencia, aunque yo siempre estaré a tu lado".
En ese instante, una gran paz reinaba en el cielo, pero ya se oían voces terrestres. Y el niño presuroso repetía suavemente, "Dios mío, si ya me voy, dime su nombre. ¿Cómo se llama mi ángel?".
Y el Señor le respondió, "Su nombre no importa. Tú le llamarás 'mamá'".


A mis futuras nuevas mamás: Virginia, Mª Ángeles, Puri, Mar y Olga.

viernes, 3 de agosto de 2007

Sale el Tren

Comienza agosto, el mes por predilección reservado a las vacaciones, y es totalmente comprensible que uno, en estos dias, sobre todo si vive en el sur, desee escaparse a otras latitudes donde el termómetro no roce día sí y día también los 40 grados. Ya que el deber es el deber, y no puedo disfrutar de vaciones este mes, me monto en mi tren imaginario y viajo.

"Suena el pitido del tren, parece que va a salir....



El tren

Yo, para todo viaje
—siempre sobre la madera
de mi vagón de tercera—,
voy ligero de equipaje.
Si es de noche, porque no
acostumbro a dormir yo,
y de día, por mirar
los arbolitos pasar,
yo nunca duermo en el tren,
y, sin embargo, voy bien.
¡Este placer de alejarse!
Londres, Madrid, Ponferrada,
tan lindos... para marcharse.
Lo molesto es la llegada.
Luego, el tren, al caminar,
siempre nos hace soñar;
y casi, casi olvidamos
el jamelgo que montamos.
¡Oh, el pollino
que sabe bien el camino!
¿Dónde estamos?
¿Dónde todos nos bajamos?
¡Frente a mí va una monjita
tan bonita!
Tiene esa expresión serena
que a la pena
da una esperanza infinita.
Y yo pienso: Tú eres buena;
porque diste tus amores
a Jesús; porque no quieres
ser madre de pecadores.
Mas tú eres maternal,
bendita entre las mujeres,
madrecita virginal.
Algo en tu rostro es divino
tus cofias de lino.
Tus mejillas
—esas rosas amarillas—
fueron rosadas, y, luego,
ardió en tus entrañas fuego;
y hoy, esposa de la Cruz,
ya eres luz, y sólo luz...
¡Todas las mujeres bellas
fueran, como tú, doncellas
en un convento a encerrarse!...
¡Y la niña que yo quiero,
ay, preferirá casarse con un mocito barbero!
El tren camina y camina,
y la máquina resuella,
y tose con tos ferina.
¡Vamos en una centella!

Antonio Machado