miércoles, 9 de julio de 2008

DE BOGOTÁ A MARTOS



Se trata de trasformar una simple estadística en carne y hueso ya que no son números sino personas. Este es un artículo, que con la excusa de la inmigración escribí para la revista de Cáritas. Esta es una historia, pero cada uno de los inmigrantes que llegan hasta nuestros pueblos y ciudades, tiene la suya. Sólo tenemos que querer descubrirlas.





Jairo lleva más de dos años en Martos. Su mujer, María, llegó hace unos siete.
Muchas veces reducimos la inmigración a una simple estadística; los extranjeros que llegan a nuestro país, a nuestras ciudades, son sólo números pero, tras cada una de esas personas existe una historia, la mayoría de las veces unida a la necesidad. La de Jairo es una de ellas.
Jairo Cardona Alzate es moreno, menudo, cortés, humilde y tremendamente agradecido. Sus ojos oscuros brillan como el cristal y confirman con transparencia cada una de las palabras que escoge para hablar de su vida. Nació en la ciudad de Armenia, capital del Departamento (provincia) de Quindio, en Colombia, pero fue en la ciudad de Cartago de la provincia del Valle donde se crió. En la capital del país, Bogotá, tuvo su última vivienda antes de tomar la decidión de venir a España siguiendo a su mujer.
Cuando Jairo llegó a España algo se removió en su interior, no sabe explicar con exactitud qué es lo que sintió. Le dolia el pecho, le invadía la angustia de pensar que se encontraba a miles de kilómetros de su casa, de sus hijos, de su "mamá", pero su mujer, a la que no veía desde hace mucho tiempo, le esperaba.
"Nunca es fácil tomar esa decisión", aclara Jairo, "es muy dificil tomar la determinación de dejar tu país y tu familia para venirse, pero yo tenía aquí algo que me atraía, mi esposa". La familia de Jairo, en Bogotá, tenían un restaurante y un taxi, "era yo el que manejaba", reconoce Jairo. Con el tiempo, tuvieron que cerrar el restaurante y María pensó en emigrar. "Mi esposa tiene unas personas muy allegadas en Italia y le animaron a ir allí, pero cuando finalmente tomó la decisión fue a España donde quiso ir, también tiene familia aquí y la lengua y las costumbres eran más parecidas a las nuestras". Primero llegó a Madrid y allí encontró trabajo para cuidar a una mujer mayor en Jaén. Cuando murió, la familia de la anciana la recomendó a una familia marteña que años después también ofreció trabajo a Jairo. " Los jefes de mi esposa tienen fincas de olivar y me ofrecieron trabajo en el campo. Vine con la tarjeta de peón agrícola y desde el primer dia estoy trabajando. Cuando llegó el verano y se acabó el trabajo en el campo me puse a buscar otro. Mi jefe me dijo que cuando llegara septiembre habría trabajo de nuevo pero yo no podía esperar tanto". Y sí, encontró otro trabajo, desde entonces se ha dedicado al sector de la hostelería, algo que no le era desconocido.
"He dado con gente muy buena aquí en Martos, me han conocido y, de verdad, me han ayudado harto".
En sus palabras se refleja el agradecimiento que siente hacia las personas que se ha cruzado en el camino, que le han tendido la mano y que no le han cerrado ninguna puerta por el simple hecho de ser inmigrante. Aún así, cree que es afortunado y sabe que su situación no es la de otras muchas personas que también deciden buscan un futuro mejor en otro país. "Yo, personalmente, he rodado con una suerte muy bonita - reconoce-, por que hay otras personas a las que les ha tocado domir en la calle y aguantar hambre". Además, sus tres hijos también viven ýa aquí con ellos. "La más pequeña está estudiando en la Universidad de Jaén, mi otra hija terminó sus estudios en Bogotá y acaba de llegar y mi hijo trabajó en la temporada de la aceituna y ahora está pensando en retomar sus estudios de Ingeniería Electrónica". Pero también ha sido en España donde Jairo ha pasado el peor momento de su vida, fue hace un año cuando su madre murió. "EL 20 de mayo se cumple un año. Fue muy dificil cuando falleció mi madre y yo estaba en este país sin poder hacer nada por ella y ni siquiera verla en sus últimos dias. Para mí, ese momento fue uno de los más difíciles de mi vida".
Una de sus máximas es que cada uno es el que hace su vida. "Somos personas que no tenemos problemas con nadie, las personas con las que nos hemos relacionado nos han tomado aprecio por nuestro modo de ser y nos han acogido muy bien. Conocemos a algunas personas que nos ofrecen su ayuda cuando lo necesitamos. Yo no tengo queja de nada ni de nadie de este pueblo".
Y a la pregunta, ¿han pensado volver algún dia?, no duda la respuesta: "yo ya no tengo nada que me atraiga allí, lo que más quería que era mi mamá murió y con mis hermanos no he tenido una relación muy estrecha. Ya que mis hijos están aquí con nosotros, todo lo tengo aquí. De momento yo no pienso en volver pronto aunque la vida da muchas vueltas. A mi me gusta vivir aquí, lo prefiero a una gran ciudad. En un pueblo conoces a la gente y ellos te conocen. Yo hasta el momento estoy muy agradecido aquí y mi familia y yo empezamos a tener proyectos".

No hay comentarios: